miércoles, 7 de mayo de 2014

Una noche porteña

El mágico Club Namunkura

Por: Emy Miranda

U
na de las mejores razones para vivir en Buenos Aires es que poseemos todo tipo de ventajas y accesibilidad para disfrutar una espléndida noche de feriado.  Es muy común encontrar espectáculos callejeros en las peatonales, a tan solo un taxi de distancia, cines abiertos hasta medianoche, bares y boliches para todos los gustos y orientaciones.  No obstante, lo más destacable de esta extravagante y mágica metrópoli, es ir a cenar con tu pareja especial para engrosar el romántico hilo rojo que une sus dedos meñiques.
Foto: Luciendo el nuevo chaleco emplumado.


Por dicho motivo, en plena víspera de feriado, invité a cenar a mi “chico de ojos café” a un colorido restaurante, ubicado entre las calles 9 de Julio y Corrientes, es decir, en el corazón de capital Federal. A mi parecer, no existe un gesto más cálido que agasajar a la persona que amas con una inigualable cena.

Ahora bien, la vida noctámbula de los porteños es exquisita y está llena de opciones al momento de salir a gozar la noche. Afortunadamente, un admirador de mi columna, y nuevo amigo a partir de entonces, llamado Sebas, me invitó a su “Club Namunkura”. Una espectacular fiesta, perteneciente al ambiente gay, que se realiza hace varios años.

Luego de finalizar nuestra cena, tomé mi cartera azul de Tropea y la mano de mi novio, con firmeza, para dirigimos a esa prometedora  festividad.

Resulta increíble lo que las “callecitas” de Buenos Aires pueden lograr en un breve recorrido de tan sólo diez minutos. Si bien observar el cielo estrellado, en el centro de la ciudad, parece una utopía, las enormes torres espejadas  nos brindaron un espléndido espectáculo compuesto por un juego de luces que iluminaron nuestras caras y outfits como si estuviéramos en una glamorosa pasarela de New York.

Foto: Posando en Av. 9 de Julio.
Al llegar, me encontré con unas oscuras puertas que me llevaron al sótano más divertido de la capital, donde descubrí a un grupo alegre y muy heterogéneo de personas. Todos bailaban al ritmo de la música, sin problemas, sin prejuicios, sin importar “el qué dirán”. Lo importante era la diversión sana y el coqueteo típico los bares.

 Además, la moda siempre estuvo presente a lo largo de la noche. Camperas de cuero, sacos de animal print, botas de gamuza, zapatos Ricky Sarkany de altas plataformas, pelucas extravagantes y peinados imposibles. Parecía que los presentes, no sólo iban a bailar, sino a lucir lo mejor que tenían en su armario.

Debo confesar, que no me quede atrás. La fiesta del Club NamunKura, ubicado en la Avenida de Mayo al 500, fue el escenario especial donde estrené mi glamoroso chaleco emplumado. El mismo, dio excelentes resultados ya que varias personas halagaron mi indumentaria.

Todo fue perfecto: gente heterosexual, gays y transexuales, vistiendo a la moda y con mucha tendencia. Un grupo unido por el amor a la diversión y la igualdad entre pares.


Y en definitiva, así son las noches de este mítico núcleo urbano, al cual llamamos Buenos Aires: inigualable, divertido y amistoso; donde toda persona, sin importar su condición y preferencias, puede sentirse único y muy a gusto.  

1 comentario:

  1. Hola Emy,perdón por comentar tan tarde esta columna,pero la verdad que me encanto,me encanto como estas vestido,sos todo un modelo :D♥...la verdad que si,asi de magnifica es buenos aires,agradezca ser porteña♥...besitos♥

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