Todo está implantado en
la memoria
Por: Emy Miranda
E
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Foto: Día de shopping. |
s muy frecuente que, al viajar
por la metrópoli porteña, ciertas estaciones de subte, calles y horas te
recuerden momentos importantes. Una cita romántica, un ex novio, un difícil día
de facultad, o la primera vez que compraste esos zapatos que te enloquecieron.
Al analizar los diferentes sucesos que marcan la vida de una persona
fashionista, encontré uno que, particularmente, guardo en mi memoria gran
aprecio: mi primer beso con “el chico de ojos café”.
Luego de
varios errores amorosos previos, una noche mágica llena de mística gay
revoloteando en el aire, mis amigos me convencieron de ir a un bar muy popular
entre los chicos de veintitantos. Sin ánimos de sociabilizar con gente opuse
resistencia pero luego pensé: ¿Por qué no estrenar un nuevo outfit en una
excitante salida nocturna? Y mejor aún, cuando un joven que me escribía hace
unos meses, dejó la timidez de lado y me citó para encontrarnos. Así, sin más
preámbulos, viaje a mi destino sin pensar que conocería a una persona muy
especial.
Foto: Feliz con mis compras fashionistas. |
En medio de
una oscura profundidad, no sólo emocional por mi previo rompimiento, sino
literal ya que el ambiente del bar era muy lúgubre, lo ví. Vestido de forma
elegante y con un elocuente conjunto negro de jeans y remera. ¡Me impacto de
inmediato! Pero no le sería tan fácil. Si él era un tiburón debía esforzarse
para atrapar a su presa.
Sin embargo, todo
mi plan se derrumbó de inmediato cuando, al abrirse paso entre la multitud y acercarse
para saludarme, me derritió con su exquisito aroma. Inconfundible y atractiva,
su fragancia de Yves Saint Laurent L’Homme Libre, me cautivó como si fuese un
príncipe encantador, en cuyo caso yo era una extravagante princesa de ensueño
con perfume de Carolina Herrera. ¿A caso los dioses de la alta costura deseaban
unirnos? ¿Una señal del destino o una simple, pero oportuna, coincidencia?
Foto: Yves Saint Laurent L’Homme Libre. |
Y así, en la
penumbra del boliche, nos besamos… por un largo tiempo, que parecieron
segundos. Ambos sabíamos que una conexión nos unió en ese preciso momento.
Meses después, empezaríamos un cálido noviazgo.
Lo cierto, es
que la Ciudad de Buenos Aires, siendo una de las capitales latinoamericanas más
destacadas en Moda, posee un rasgo aún más atrapante para toda la comunidad
fashionista que vive en ella: la capacidad de enamorar a las personas. Y ese aspecto,
pese a todos los contras que la metrópoli tenga, la convierte en un sitio ideal
para empezar una hermosa historia de amor. Y ustedes, ¿Qué esperan para iniciar
la propia?