En busca del regalo
perfecto
Por: Emy Miranda
C
|
Foto: Con la flamante billetera de Isadora. |
umplir años no sólo abarca un
gran festejo y deliciosos cocteles, sino que también (tal vez lo más
importante) hermosos y merecidos regalos. ¿Merecidos? Sí, por superar los
desafíos propios que conlleva el sólo hecho de vivir, en el plazo y contexto de
un extenuante y glamoroso año.
Lo cierto, es
que el jueves pasado soplé mis interminables veintidós velitas que anunciaron
un año más de sabiduría y la llegada de numerosos obsequios, algunos muy lindos
y otros no tanto. Como por ejemplo, un insulso y tradicional reloj negro, agasajo
de mi abuelo, donde las grandes agujas del reloj ocupaban toda mi muñeca. Dicen
que lo que importa es la intención…
Por suerte,
siempre podemos contar con nuestros “auto-regalos”, donde compramos sin pensar
en el precio. Así fue, que luego de recorrerme toda la avenida Cabildo en busca
del presente ideal, me topé con la vidriera de Isadora, donde observé una
hermosa, reluciente y delicada billetera rosa, que me cautivó desde el primer
momento. Enseguida pensé: “Ése es el obsequio perfecto…” Al menos hasta que
pasara por Nazaria por un nuevo par de zapatos.
Foto: Tomando un trago Cosmopólitan. |
Desafortunadamente,
mi amigo Steve, un programador de 28
años, no se conoce muy bien, o quizás, sus gustos personales no coinciden con
los del patovica del boliche “Pound”, ubicado en Palermo, quien casi le impide
la entrada al bar (esta vez no fueron sus zapatos) por usar una remera de “Kevingston”,
con los colores de la bandera francesa. A lo mejor, era demasiado llamativa
para ese club nocturno.
Ahora bien, no
existe nada mejor que, para olvidar ese momento tan bochornoso, al igual que
cómico, terminar la velada rodeado de grandes amigos, acompañado por mi “chico
de ojos café” y un exquisito Cosmopolitan; dando como resultado una fusión
infalible, o mejor dicho, el regalo perfecto.