lunes, 20 de octubre de 2014

Las musas inspiradoras de la niñez

Madres: las musas inspiradoras de la niñez

Por: Emy Miranda

É
rase una vez, un niño pequeño que admiraba ver a su madre arreglarse para una salida. Consistía en un ritual colorido donde su figura, de ama de casa y trabajadora de tiempo completo, cambiaba íntegramente para convertirse en una princesa de cuentos de hadas.

Observar con detenimiento y detalle todos sus accesorios que iban desde los pendientes o aros, los collares, las fragancias, la cartera o sobre a estrenar, la elección de zapatos y vestidos transformaban la “previa de una salida” en uno de los momentos más asombrosos y mágicos de mi infancia.  

Y resultó ser que, hablando con amigas y amigos homosexuales mientras disfrutábamos de un delicioso café, coincidimos en que la figura materna y la moda cobraron un protagonismo importante durante toda nuestra infancia. ¿Simple coincidencia? No lo creo.

Sin embargo, lejos de caer en mitos y generalizaciones erróneas (que nunca llegan a cumplirse debido a ciertos casos particulares) y en contraposición hacia el pensamiento ortodoxo de retrógrados conservadores que proponen la idea de “un Edipo cruzado”, donde adjudican la orientación sexual a cierto “trastorno mental”, considero que somos varios los chicos/as gays que tomamos como modelo a seguir a la persona con la que más nos sentimos identificados, por lo general, la del sexo contrario.

Se trate de una abuela coqueta, una tía amistosa o, por lo general, una madre inspiradora.  La mayoría de los chicos gays toman rasgos de sus progenitoras y le dan forma con su personalidad y con el correr del tiempo.

Lo cierto, es que a veces la tradición traspasa todo tipo de barreras, y es algo valioso que no sólo consiste en heredar una receta familiar, los tapados de piel de una bisabuela o una colección de discos de los años ´80. La identificación con la imagen femenina y el traspaso de sus valores, es uno de los obsequios más importantes que recibe una familia... o un chico homosexual.


Y mientras algunos tomaron diferentes aspectos físicos, gestos, ideologías, formas de actuar o caminar de sus “musas inspiradoras”, yo me dediqué a copiar su fuerza de voluntad para seguir adelante aún cuando el paisaje se torna tormentoso, a reír de manera disparatada en los momentos más difíciles y a elegir el outfit correcto cada vez que voy a salir con “mi chico de ojos café”. 

jueves, 2 de octubre de 2014

Un rayo de luz en la oscuridad

Un rayo de luz en la oscuridad

Por: Emy Miranda

C
on frecuencia, se dice que la primavera es la estación del amor. Florecen nuevas relaciones, se desarrollan todo tipo de citas románticas y ciertos sitios de la ciudad se convierten en el lugar ideal para iniciar un encuentro pasional entre dos personas, debido a la colorida vegetación que llega a su máximo esplendor, por el radiante sol y las optimas condiciones climáticas.

Sin embargo, existen días en los que puedo observar a algunos porteños de Buenos Aires que parecen estar afectados por un iracundo malestar anímico, producto de la regocijante atmósfera que los rodea ¿O será un desconocido tipo de alegría, consecuente del polen de ciertas flores, que sólo afecta a algunos personajes de la metrópoli?

Por ejemplo, la semana pasada, mientras viajaba en subte y evitaba golpear a los pasajeros con mis bolsas de Complot, observé a una chica leer un libro que llamó mi atención de inmediato, con tan sólo identificar su título: “De la depresión al suicidio melancólico”. Allí, rodeado de una muchedumbre de gente y el desagradable olor de la estación subterránea, comencé a pensar en eso pequeños  y extenuantes obstáculos que nos suceden en la vida cotidiana. En otras palabras, no puede evitar cuestionarme: ¿Qué le sucedió a esa joven y qué la llevó a interiorizarse con esos términos tan complicados? ¿Cuántos de nosotros/as fuimos afectados por un triángulo amoroso, un engaño, una mentira o una verdad demasiado dura e inesperada que nos ocasionó un desequilibrio emocional y nos conduzco hasta el mismísimo fondo de nuestra alma?

Foto: Remera: Complot - Zapatos: Sarkany.
Ahora bien, si algo nos enseñaron desde temprana edad, a través de los cuentos infantiles, es que existen esas “pequeñas hadas madrinas”, camufladas en nuestro círculo social, que aparecen cuando más las necesitamos y nos llenan de alegría. Mayoritariamente, son representadas por amigas, familiares, ex novios… ¿Por qué no? Todos ellos combinados con la dama sanadora y nodriza de almas: ¡la Moda!


Debo confesar que, en mi experiencia personal, luego de mi primer rompimiento con el joven al cual consideraba ser mi “príncipe azul”, uno de los momentos más placenteros fue ir de compras con mis amigas y olvidar toda la angustia vivida. A mi parecer, no existe un remedio más útil y positivo, que renovar el guardarropa y tomar un delicioso trago frutal, rodeado de cálidas personas. Una actividad relajante que se puede realizar en cualquier momento y estación del año.