jueves, 24 de abril de 2014

El Accesorio como una definición nuestra

Un chaleco emplumado

Por Emy Miranda

S
alir a desayunar con mis dos mejores amigas es un hecho tan natural como respirar. Por lo general, nos juntamos en una cafetería y hablamos sobre todos esos temas que tu novio no puede, o debería, escuchar: chicos, fracasos amorosos, moda, entre otros. Resulta que también, es muy lógico, que luego de un cálido desayuno, nos fuéramos de shopping. Una actividad tan placentera como agradable cuando contás con dos “asesoras” de imagen.

Foto: Frente a Falabella, Unicenter.
Lo cierto, es que elegimos el shopping Unicenter, no solo por la inmensa cantidad de tiendas, sino también para presentarles a mí “chico de ojos café”. ¡Un momento bastante comprometedor! ¿Por qué? Siempre existe una serie de preocupaciones o nervios previos cuando una persona decide presentar su pareja a los mejores amigos/as que tiene. Interrogantes como: “¿Les caerá tan bien como a mí?” o “¿Él se sentirá cómodo con ellas?” o también “¿Se agradaran todos o terminará en la desunión de mis grandes afectos?

Afortunadamente, llegamos antes que él; situación que me dio tiempo para ir al centro de Falabella y, mientras elegíamos que prendas de ropa compraríamos para lucir en una futura salida nocturna, yo les hablaba sobre la bondad de “mi compañero de ruta” y nuestras aventuras por la Capital.

Y justó ahí, al mismo tiempo que mis amigas conocían a mi novio, yo encontré lo que tanto buscaba: un hermoso chaleco emplumado, color blanco, que se presentaba ante mí, con un maniquí bastante llamativo. ¿O acaso lo llamativo era esa peluda prenda de ropa? Quizá lo eran ambas cosas pero yo lo necesitaba.

Ahora bien, los accesorios son objetos de deseo con los que una persona se identifica, ya sea por la particularidad del mismo o su simple belleza, la cual nos cautiva. Considero, que estos elementos fashionistas son los más importantes al momento de definir un outfit. La clásica e infalible combinación de una camisa y un jean ajustado puede ser una excelente opción para una cita. No obstante, son los accesorios los que terminan por definir nuestro estilo personal.

Ellos expresan la verdadera identidad que tenemos en nuestro interior y que deseamos dar a conocer, sin importar lo que los demás puedan pensar. ¿Acaso existe un sentimiento más libre que ése? Por dicho motivo, tomé la percha y abracé esos suaves pelos blancos. En cuanto lo tuve en mis manos supe que era el accesorio ideal para mí: llamativo, glamoroso, original.


 Así, rodeado de mi novio y mis súper amigas, que ahora se agradaban y conversaban como si se conocieran de toda la vida, obtuve mi hermoso chaleco emplumado… sin antes mencionar, que estrené mi nueva y cuarta tarjeta de crédito, color verde. 

miércoles, 9 de abril de 2014

Mis súper botas

Crónica de un día nublado

Por: Emy Miranda

E
n ciertas ocasiones, es necesario desafiar al destino para romper con la tediosa rutina y sentirnos vivos nuevamente. En un aburrido día nublado, donde parece que nada relevante puede ocurrir, yo decidí burlar el tiempo tempestuoso de abril y concretar una salida con mi "chico de ojos café".

Foto: A salvo, con mis botas Sarkany.
Ahora bien, para elevar la apuesta y el aro de fuego que debía cruzar en esa espantosa jornada, tomé la decisión de estrenar mis flamantes botitas Sarkany, de gamuza marrón. Abrí mi armario, destapé la delicada caja negra y corrí el fino papel que las envolvía para susurrarles: “¡Chicas, llegó el momento de salir del clóset!”

En menos de diez minutos estaba listo. Tomé todo lo necesario: uno de mis bolsos de Muaa!, los accesorios correctos para combinar mi outfit y un pequeño paraguas de origen chino, lo suficientemente pequeño para que no ocupe demasiado espacio en mi morral.

Salí a la calle confiado, seguro y por sobre todas las cosas, a la moda. Sin lluvia pero con un gran firmamento nublado que amenazaba a mis botas, con cada paso que daba.

Durante el camino padecí bastantes nervios en determinadas situaciones de alto riesgo. Como por ejemplo, cuando un auto circulaba, a alta velocidad, por el costado de una calzada inundada, o cuando veía un relámpago en el cielo que alertaba una tormenta. Sin embargo, pude sobrevivir gran parte del trayecto a mi cita amorosa.

No obstante, la vida suele sorprendernos cuando menos lo esperás y sin previo aviso. Ya me encontraba a pocos metros del lugar del encuentro, cuando de repente mi zapato pisa una baldosa floja que salpicó unas cuantas gotas de barro a mi hermoso jean nuevo. ¡Una catástrofe!

Afortunadamente, mis Ricky Sarkany estaban a salvo ¿Cómo? No lo sabía. Parecía que mi calzado poseía un campo de energía, protector e invisible al ojo humano, que lo soportaba todo. Y de pronto, paralizado en medio de la calzada, un pensamiento bizarro paso por mi mente. ¿Acaso me estaba convirtiendo en un moderno superhéroe y, al igual que la Mujer Maravilla, mis accesorios tenían habilidades y poderes especiales? Y aunque parezca infantil ¿Cuántos de nosotros/as imaginamos, en medio de una situación límite y estresante, tener la magia de esos héroes que anhelábamos de chicos?

Sin dejar que el pánico y la histeria me invadieran por completo, crucé la calle, como cualquier mortal, y compre pañuelos descartables con el objetivo de limpiar mi pantalón.


Ahora bien, confieso que llegué diez minutos tarde a mi cita, pero con unas relucientes botas que, pese a todo, se encuentran a mi lado para combatir las adversidades del camino.