Todo lo que brilla… ¡es
un tesoro!
Por: Emy Miranda
E
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Foto: Con borcegos Aleppo, Sarkany. |
llos son resplandecientes,
hermosos y despampanantes. Pueden brillar por largas horas, como lo hace una
joya en la profundidad del mar, mientras andan por la calle. No en vano,
reciben elogios constantemente y son la envidia de muchas/os. ¿Les mencioné que
hago alusión de mis zapatos nuevos…?
Resulta que,
cuando una nueva temporada de indumentaria da inicio, mi piel se eriza y mi
estomago comienza a sentir esas conocidas “mariposas” de felicidad, similares a
las que tenemos cuando estamos a pocas horas de una cita amorosa. Nos ponemos inquietos
y deseamos que, la persona en cuestión,
cumpla con nuestras expectativas. Por lo que también exijo lo mismo a mis
diseñadores preferidos.
Emocionado por
ver las vidrieras de las grandes etiquetas del shopping Unicenter (mi centro
comercial preferido, ubicado en Martínez, Zona Norte de Buenos Aires) me dirigí
a gran velocidad a las tiendas, con un outfit aún invernal debido al clima frío
típico de los primeros días de septiembre, cuando la primavera crea suspenso y hace
tardía su aparición.
Antes de
recorrer cada centímetro cuadrado y todos los locales del lugar, me encontré
con mi novio en la entrada del Starbucks de planta baja, (sitio donde nos
esperamos cuando alguno de los dos se demora en nuestro encuentro romántico)
para dirigirnos a mi “bien” necesario: Ricky Sarkany.
Foto: Imagen selfie. |
Y en medio de
una muchedumbre de mujeres desesperadas por descuentos en zapatos, distinguí un
par que me fascinó. Tanto es así que, cuando los vi, supe que eran para mí. En
otras palabras, ¡me identifiqué de inmediato! Parecían un faro de luz que
iluminaba mi camino ante una espesa niebla.
De plataforma alta,
fina y blanca, tan livianos que sorprende por su gran tamaño. Un borcego de
gamuza color nude, que junto con el rosa,
son mis tonos preferidos. Tal vez, de alguna forma descabellada, Ricky Sarkany
había diseñado ese calzado para mí. Ó por lo menos para todas las personas que
aman esa tonalidad… ¡y no le temen a las alturas!
Luego de que
mi “chico de ojos café” arreglara el asunto comercial, como todo un caballero,
junto a su American Express, nos despedimos del gran diseñador con un gran
paquete en mis manos y nos dirigimos a cenar para finalizar nuestra salida
romántica. Tener ese momento de intimidad y de amor tan esperado como la
primera cita.
Porque al fin
de cuentas, las relaciones al igual que los zapatos deben ser resplandecientes, fuertes y reconfortables
para vivir una vida plena y maravillosa.