Momentos de felicidad
Por: Emy Miranda
E
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Foto: Utilizando las mágicas extensiones. |
n una relación existen ciertas
situaciones, producto del largo desarrollo del amor entre dos personas, que nos
conmueven y llenan de felicidad. Si bien cada pareja es un “mundo”, es decir,
que cada persona puede tener reglas diferentes cuando se trata del campo
afectivo, lo cierto es que siempre se destacan esos dulces sucesos que nos
marcan a lo largo de la vida.
El primer
momento de felicidad en mi relación con el “chico de ojos café” fue sin duda
cuando pronunció las palabras mágicas, frente a mis nuevos zapatos rosas, que
pueden derretir a cualquier persona: “te amo”. Dos palabras con una gran carga
sentimental. Mejor aún, si esa frase es correspondida recíprocamente con un
apasionado beso hollywoodense.
La segunda
situación en la que me sentí demasiado feliz fue cuando cenamos en un romántico
restaurante, ubicado a metros de mi esquina favorita, Cabildo y Juramento. Allí,
mientras él disfrutaba de un delicioso lomo y yo una ensalada, nos tomamos las
manos y capturamos un cálido recuerdo.
No obstante,
considero que la señal más elocuente que indica la correcta evolución de una
relación amorosa es cuando tu galán te hace un obsequio tan especial como
sorprendente: dos extensiones de sus tarjetas de crédito. Este asombroso suceso
no sólo representaba el reconocimiento de mi amor por la Moda, y por ende mi
habilidad para adquirir indumentaria con admirables descuentos, sino que
también demostraba su enorme confianza hacia mi persona.
Ahora bien, mi
hombre… ¿Tenía en cuenta lo que las compras excesivas pueden llegar a ocasionar
en mí? ¿Sabía que, sólo en algunas ocasiones cuando una reluciente prenda se
encuentra en una vidriera, corro a adquirirla sin duda alguna? ¿O esta
misericordiosa oferta se trataba de una prueba de amor, en cuyo caso, yo era el
animal observado bajo una rigurosa mirada?
Mientras
intentaba descifrar el acertijo comprendí que sus acciones hablan por sí mismo.
¿Por qué debía dudar del chico que, en estos tres años de relación, había
sostenido mi mano y controlado mi neurosis típica de periodista?
No tenía que
reflexionar más nada. ¿Por qué convertiría en ogro a mi honesto príncipe? Así
fue que, en gratitud por su enorme y cálido gesto, lo invite al cine, con el
objetivo de revivir nuestra primera cita, en la cual vimos el estreno de
“Eclipse” de la saga Crepúsculo. Tal vez, sea algo cliché pero desde ese
momento hasta la actualidad seguimos enamorados como la primera vez que
cruzamos miradas.