Un Complot a favor del Rock
Por: Emy Miranda
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n una mañana fría, gris y
nostálgica de otoño, en la ciudad de Buenos Aires, tomé mi taza de café y al
mirar por la ventana divisé a un grupo de jóvenes que se divertían con sus skates
y reboleaban, a modo de bandera, la campera de su uniforme escolar. De forma
inmediata, me sentí identificado con ese acto de obstinación.
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| Foto: Contento con mi bolsa de Complot. |
Son esas
marcas de rebeldía las que formaron mi personalidad y me inspiraron a seguir
evolucionando, por fuera y por dentro. De esta manera, puede encontrar mi inspiración,
es decir, el camino hacia la moda y definir mi estilo, algo andrógino y ecléctico,
al fusionar distintos accesorios, zapatos y prendas de ropas de diferentes
etiquetas y diseñadores -algunos reconocidos, otros no tanto-.
Y es que en la
adolescencia comenzamos a definir nuestra personalidad mediante las vivencias
cotidianas. Los primeros amores, las nuevas experiencias, la libertad de hacer
lo que deseamos sin responsabilidad alguna. Esa época donde lo único que nos
importa es nuestro romance de secundaria y acudir a divertidas fiestas.
Actuando sin remordimiento alguno.
No obstante,
en algún momento de nuestras vidas y en un abrir y cerrar de ojos, nos miramos al
espejo y observamos a una persona adulta, con cuatro tarjetas de crédito, un
empleo de medio tiempo y muchas responsabilidades que, en varias ocasiones, nos
superan y dejan sin aliento. En ese momento es normal preguntarse: “¿Cuándo
dejamos de ser ese risueño adolescente y nos convertimos en un adulto
responsable?”, “¿Acaso no era más fácil cuando nuestro mundo giraba en torno a
un inocente amor de secundaria y salidas de compras con amigas?”
Conmovido al
mirar viejas fotos digitales, donde me espanté por las pésimas elecciones de indumentaria
y cortes de cabello, decidí que era
tiempo de revivir esas épocas en mi actual realidad.
En ese
instante, tomé mi celular y marqué el número de mi flamante amor: mi
incondicional “chico de ojos café”.
Acordamos una cita y fuimos de compras, luego de almorzar, a una de las
tiendas más joviales y rockeras: Complot. Repleta de hermosas prendas con
diseños de ensueño, con estilo y una impronta que la distingue entre tantas,
esta etiqueta, sin temor a equivocarme, es una de mis favoritas.
Posee accesorios,
jeans, sweaters, tapados, y hasta borcegos que te enamoran y seducen desde la
vidriera, incitándote a probarte todo lo que existe en la tienda y,
consecuentemente, volver locas a las pacientes vendedoras.
En un
abrir cerrar de ojos, tenía 17 años
nuevamente. Rodeado de un amor incondicional y de una de mis tiendas
predilectas.
Luego de
revisar incontables perchas y una infinidad de prendas, encontré un hermoso
abrigo con el que me identifiqué de inmediato: el “tapado nevada”. Compuesto
por una delicada piel sintética color beige y un delicioso aroma que me cautivó
de inmediato… ¡y con un 15% de descuento!
Me despedí de
la adorable tienda, con una enorme bolsa que trasportaba a mi reluciente abrigo
peludo y con una idea fija en la mente: tal vez, ser adolescente no se
relaciona con cierta edad, quizá todo sea una cuestión de actitud, un impulso
interno para nunca apagar esa llama interior a la que llamo: espíritu rebelde.


Hola Emy,muy linda columna,la verdad que tenes razón,yo supongo que estoy entrando en la adolescencia,ahora el 30/05,osea en 10 días,cumplo 13,aunque siempre fui mucho mas adelantada en experiencias,pensamientos,etc que cualquiera de mis amigas y conocidas/os...la verdad que esta columna me encanto y me hizo pensar en muchas cosas...amo tus columnas simplemente,me encantan,espero que nunca dejes de hacerlas...espero en la próxima subas una foto en la que uses tu nueva prenda♥...besitos♥
ResponderEliminarSofi: muchas gracias por sumarte nuevamente con tus comentarios y anécdotas a mi columna! (las extrañaba jaja). Me pone muy contento que mis notas te hagan pensar y que puedas identificarte con ellas. Desde ya, te deseo un feliz cumpleaños!! ♥ Después contame cuánta ropa te regalaron! jaja Besitos =)
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