¡Sacá el modelo interno
que hay en vos!
Por: Emy Miranda
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| Foto: Tercer outfit de pasarela. |
al y como adelante en la columna
anterior, el sábado pasado debuté en la pasarela de la prestigiosa EAModa
(Escuela Argentina de Moda). No obstante, debo reconocer que no fue fácil
encarar la situación. En todo momento, tuve el presentimiento que ponerme en
los zapatos de un modelo profesional no sería nada fácil…
A poco tiempo
del gran día, y sin poder conciliar el sueño, me puse a pensar ¿Qué significa
ser un modelo? ¿Se trata de representar el ideal de una persona o ser sólo un
instrumento carnal para lucir hermosas prendas de ropa? Y cuando llegara el
momento de abrirme paso a través del majestuoso show de flases y caminara por
la extensa plataforma de alfombra gris… ¿Las personas me admirarían o, como
suele suceder cuando miramos una revista de moda, buscarían mis defectos
físicos? ¡Era todo un desafío!
Lejos de
considerarme un joven estéticamente perfecto, decidí cargar esa enorme presión
en mis hombros con todo el glamur posible. No soy la clase de chico que se
rinde ante las diferentes adversidades de la vida y tenía en mente que
abandonar la pasarela, no era una opción.
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| Foto: Junto a Cecilia Cánepa, modelo y profesora de EAModa |
Llegado el día
y, luego de haber pasado por starbucks para adquirir una dosis de cafeína que
me mantuviera despierto por no haber dormido la noche anterior, me presenté al backstage,
listo para que iniciara la “operación belleza”. Es decir, un placentero ritual,
previo a la exposición pública, donde quedamos en manos de un excelente grupo
de profesionales (estilistas, peinadores y maquilladores) que transforman
nuestra apariencia y nos dejan espléndidos. En pocas palabras me sentía como La
Cenicienta: bendecido por una mágica hada madrina.
Al finalizar
todos los preparativos, las luces se apagaron y sólo unos cuantos focos de luz
iluminaban el inmenso escenario. La inerte pero fogosa pasarela me esperaba
ansiosa. Con una plenitud total y gran seguridad, tomé mi lugar en la fila.
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| Foto: Junto a Axel Neri, modelo y profesor. |
Luego de tres cambios de ropa,
algunos retoques de maquillaje y ajustes en el peinado, el desfilé finalizó con
gran éxito. En otras palabras, crucé un inmenso aro de fuego y obtuve mi gratificante
recompensa.
Ahora, cada vez que me acuesto a
dormir, me detengo cinco minutos a observar mi flamante “trofeo”: un diploma,
colgado sobre la pared, que festeja el
logro de mi modelo interno.



Hola Emy!...que lindo!!! estas hermoso,habrás disfrutado a pleno el desfile y ahora tenes tu "trofeo",che esos son los zapatos que te compraste y subiste fotos unas columnas atrás?,por que si son esos te quedaron DIVINOS...me gustaría ver mas fotos del desfile ♥ ...bueno,en fin,hermosa columna y FELICIDADES por alcanzar una meta n.n ♥ nos leemos el próximo miércoles...Besitos♥
ResponderEliminarHola Sofí! Muchas gracias por tu buena onda! Y, sí! Los zapatos que tengo puestos en la foto (y los que use para el desfile) son los de la columna anterior (que atenta!). Prometo buscar más fotos del desfile y subirlas, ya que fue una experiencia muy linda =)
EliminarFelíz Navidad y hasta el miércoles que viene!