Masoquismo: ¿Más habitual
de lo que pensamos?
Por: Emy Miranda
|
E
|
s un hecho. La implementación de
actividades y situaciones masoquistas, en algunas relaciones amorosas, es tan
habitual como ir a la peluquería a retocarse el cabello, o cambiar el look,
antes de una cita romántica.
![]() |
| Foto: De compras en mi avenida favorita. |
No obstante,
mientras que me aferro al rechazo del pensamiento sado masoquista, debido a que
no encuentro satisfacción en lastimar a la persona que amo y aún teniendo
respeto por las parejas que lo encuentran como un elixir, no sólo para consumar
el hecho sexual sino para su cotidianidad, me detuve un momento a pensar:
¿Acaso no todos somos
masoquistas en algún punto de nuestras vidas? ¿Es tan
radical el pensamiento negativo hacia esta práctica tan milenaria como los
zapatos de taco alto? ¿O estamos
utilizando la negación como una amiga para ocultar ciertas actitudes atractivas
a cierto dolor?
Revisando
algunos sucesos particulares de mi vida, encontré hechos que sin duda rondan en
el campo del masoquismo. ¿Por ejemplo? El primero en mi lista: “Ir al shopping
cuando sabés bien que no podes gastar más”. Es una situación tan dolorosa como
placentera concurrir a un centro comercial, aún sabiendo que tus tarjetas de
crédito están por llegar al límite, para observar las ofertas y descuentos en
indumentaria. Y lo que es aún peor (segundo momento) es que, teniendo en cuenta
tu mal momento financiero, te encojes de hombros y decís: “Sólo esta prenda,
total el mes que viene me cuido”… ¡Y la compras! Sin embargo, en los siguientes
treinta días vas a tener que restringir tu dieta a sólo arroz y pepinos.
El tercer
momento de “dolor exquisito” se relaciona cuando, luego de pelear con tu novio
y cortar el teléfono rotundamente de forma testaruda, te distancias y te mordés
las uñas para no llamarlo. Peor todavía, si él tiene la razón. “¿Por qué
debería llamarlo primero?” Y así, se produce el famoso “tire y afloje”
masoquista en dónde deseas escuchar su voz pero el ego que tenemos dentro nos
lo impide.
Y para
finalizar, el cuarto momento necesario y doloroso: “Calzarte esos hermosos
zapatos que combinan genial con tu outfit de noche pero que, en el periodo de
tres horas te van a apretar o sacar ampollas”. Aguantamos el dolor y ponemos
carita de Barbie mientras que por dentro estamos insultando a todos los santos.
¿A quién no le paso?
Entonces,
luego de un análisis breve pero profundo sobre dichas situaciones conflictivas
llegué a la hipótesis de que, pese a todas las controversias y polémicas que
produzca, el masoquismo siempre estará rondando nuestras vidas. Ya sea en un
shopping, en un novio, o en la cama. Esta en cada persona aferrarse a él o sólo
dejarlo ir.

No hay comentarios:
Publicar un comentario