viernes, 19 de junio de 2015

Situaciones de amor y dolor

Masoquismo: ¿Más habitual de lo que pensamos?

Por: Emy Miranda

E
s un hecho. La implementación de actividades y situaciones masoquistas, en algunas relaciones amorosas, es tan habitual como ir a la peluquería a retocarse el cabello, o cambiar el look, antes de una cita romántica.

Foto: De compras en mi avenida favorita.
No obstante, mientras que me aferro al rechazo del pensamiento sado masoquista, debido a que no encuentro satisfacción en lastimar a la persona que amo y aún teniendo respeto por las parejas que lo encuentran como un elixir, no sólo para consumar el hecho sexual sino para su cotidianidad, me detuve un momento a pensar: ¿Acaso no todos somos
masoquistas en algún punto de nuestras vidas? ¿Es tan radical el pensamiento negativo hacia esta práctica tan milenaria como los zapatos de taco alto?  ¿O estamos utilizando la negación como una amiga para ocultar ciertas actitudes atractivas a cierto dolor?

Revisando algunos sucesos particulares de mi vida, encontré hechos que sin duda rondan en el campo del masoquismo. ¿Por ejemplo? El primero en mi lista: “Ir al shopping cuando sabés bien que no podes gastar más”. Es una situación tan dolorosa como placentera concurrir a un centro comercial, aún sabiendo que tus tarjetas de crédito están por llegar al límite, para observar las ofertas y descuentos en indumentaria. Y lo que es aún peor (segundo momento) es que, teniendo en cuenta tu mal momento financiero, te encojes de hombros y decís: “Sólo esta prenda, total el mes que viene me cuido”… ¡Y la compras! Sin embargo, en los siguientes treinta días vas a tener que restringir tu dieta a sólo arroz y pepinos.

El tercer momento de “dolor exquisito” se relaciona cuando, luego de pelear con tu novio y cortar el teléfono rotundamente de forma testaruda, te distancias y te mordés las uñas para no llamarlo. Peor todavía, si él tiene la razón. “¿Por qué debería llamarlo primero?” Y así, se produce el famoso “tire y afloje” masoquista en dónde deseas escuchar su voz pero el ego que tenemos dentro nos lo impide.   

Y para finalizar, el cuarto momento necesario y doloroso: “Calzarte esos hermosos zapatos que combinan genial con tu outfit de noche pero que, en el periodo de tres horas te van a apretar o sacar ampollas”. Aguantamos el dolor y ponemos carita de Barbie mientras que por dentro estamos insultando a todos los santos. ¿A quién no le paso?


Entonces, luego de un análisis breve pero profundo sobre dichas situaciones conflictivas llegué a la hipótesis de que, pese a todas las controversias y polémicas que produzca, el masoquismo siempre estará rondando nuestras vidas. Ya sea en un shopping, en un novio, o en la cama. Esta en cada persona aferrarse a él o sólo dejarlo ir. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario