domingo, 15 de febrero de 2015

San Valentín y el anhelo de una boda

San Valentín y el anhelo de una boda

Por: Emy Miranda

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Foto: De compras en Unicenter.
a semana previa al día de San Valentín es una de mis favoritas. La ciudad se cubre de una atmósfera cálida y rozagante, donde las personas se animan a apostar una vez más por el amor; o también a reafirmar su afectiva elección mediante un gesto romántico.

Si bien existen una infinidad de maneras para celebrar el día de los enamorados, tantas como accesorios para vestir en una cita, mi favorita consiste en una cena romántica en un restaurante pintoresco. ¿Acaso hay algo mejor que  estrenar unos relucientes zapatos en una cena con tu chico ideal mientras te sirven un sabroso platillo?

Y como siempre hago especial hincapié a lo largo de mis columnas, sabrán que un evento tan importante requiere de una maniobra fashionista de la misma magnitud. Por dicho motivo, la semana pasada, mientras terminaba de ordenar la indumentaria de mi armario y al descubrir que no tenía nada que me convenciera, decidí que e
ra momento de renovar el guardarropa.

Para mi fortuna, las vidrieras iniciaban el adelanto de la temporada otoño-invierno 2015, lo que me asegura flamantes modelos, y mis tarjetas de crédito se encontraban con un límite alentador. Así, tome mi pequeña cartera fucsia de Blaquè, mis anteojos de sol y la voluntad necesaria para enfrentar el mundo.

Foto:Finalizando las compras.
Lo cierto, es que mientras caminaba por mi avenida favorita, divisé el cartel publicitario que definiría mi destino: Falabella anticipaba las novedades del invierno. Al llegar a sus instalaciones, ubicadas en el shopping Unicenter, me vi sorprendido por un sinfín de hermosos diseños y texturas coloridas. ¡Quería llevarme todo… y más! (Este sería un momento, que los psicólogos denominarían “crisis”. Yo, lo denomino “justificar un arduo mes de trabajo”).

En menos de media hora se podía divisar, a metros de distancia, una cabellera rubia perdida en medio de un mar de prendas y relucientes accesorios. Encontré todo lo que necesitaba para mi cita de San Valentín y sorprender a mi “chico de ojos café”: un chaleco de piel, camisas delicadas y jeans ajustados.

En mis manos tenía todo lo necesario para triunfar en mi cita… ¡excepto la reservación del restaurante! Mi “chico de ojos café” me explico que deseaba romper con los clichés típicos de la jornada: él prepararía un delicioso banquete en mi arcaica cocina y yo, me deleitaría.


Y logró su objetivo. Mientras cenábamos en el living de mi hogar y nos mirábamos a los ojos, observé en el reflejo de sus pupilas nuestra futura y posible boda. Luciendo indumentaria de diseñador, con una larga cola blanca y altos zapatos; mientras él reflejaba la perfección de su ser, con su blanca sonrisa. 

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