jueves, 20 de febrero de 2014

Gripe de Moda

Un resfriado poco glamoroso

                                                                                Por: Emy Miranda

P
escar un resfriado en el soleado mes de febrero es tan irónico como tener una tarjeta de crédito y no usarla. Y yo padecí ambas situaciones tortuosas, en el largo transcurso de la semana pasada, donde me enfermé el día que decidí ir a buscar mis dos nuevas tarjetas de crédito; hermanas de color naranja, que serían adoptadas por mi tarjeta madrina, es decir, la primera Visa que obtuve al conseguir mi segundo empleo y a la que nunca abandonaré.

Foto: De compras en Av. Cabildo y Juramento.
Lo cierto, es que padecí tres extensos y tediosos días de cama y reposo. Tal vez, se trato de un horrible y merecido castigo divino por demorar en la búsqueda de mis dos flamantes hijas. ¿Por qué tuve que  posponer esa enorme responsabilidad? ¿Acaso la Moda me estaba dando un escarmiento por ignorarla? Todavía me lo pregunto…

Ahora bien, durante ese período tan molesto, donde respiraba con dificultad, sentía nauseas a cada segundo y me sentía tan temeroso como una embarazada primeriza, no pude hacer otra cosa más que descansar en mi cama. Para eso, decidí pasar la tarde con mi mejor amiga, impresa y de robusto papel, mejor conocida como Vogue. Así, con un gran número de revistas de moda, y un té sin azúcar, me aseguré el entretenimiento por, al menos, toda la tarde.

Sin embargo, cuando el Sol se opuso y cayó la noche, las delicadas páginas de Vogue ya no me satisfacían. Todo lo contrario, me mostraban un sinfín de indumentaria, hermosos accesorios, y deliciosas fragancias, como las de Dior, Carolina Herrera y Gucci, a las cuales yo no podía acceder por estar postrado en mi cama.

En un intento por sentirme mejor conmigo mismo y subirme el ánimo, tomé mi celular y realicé la llamada que cualquier joven, en un estado de malestar físico y mental, haría. En otras palabras, contacté a mi galán de ojos café para que me diera refuerzos.

De repente, pasó lo inesperado. Mi novio había cruzado la panamericana en menos de una hora para verme y hacerme compañía. Me brindo calor, ternura y un cuidado muy severo por mi condición de enfermo. ¡Fue fantástico!


Y ahí, sentado en mi cómoda cama, recordé el aspecto más positivo de tener un novio quien, al igual que las tarjetas de crédito, puede darte “todo” al alcance de la mano junto con una válida confianza personal. No obstante, reconozco que la compañía particular de “mi chico de ojos café” es aún más cálida y reconfortable que cualquier plástico con banda magnética. Y a ese sentimiento, no lo cambio por nada.

2 comentarios:

  1. Hola Emy,que mal que estuviste enfermo,espero que ya estés bien...me gusto mucho la columna,sobre todo la parte de tu "chico de ojos café" y vos...no exagero,pero ustedes dos son la mejor pareja :3 ♥...bueno,en fin,saliste lindo en la foto(como siempre♥),y muy buena columna...besitos Emy♥

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Sofí! Sí, irónicamente me enferme en febrero... Por suerte, ya estoy mejor! Gracias por sumarte y por los halagos! =) Nos leemos la semana que viene! Besos! ♥

      Eliminar